Mucho antes de la llegada de las patatas, la col cocida acompañada de pan y vino fue uno de los principales alimentos de la Edad Media. Por la documentación existente, se sabe que los cristianos la comían aliñada con tocino. La cocina sofisticada ha hecho una relectura del plato añadiendo jamón en sus múltiples formas.
La extensa especie de las coles es agradecida con las heladas benévolas. Precisamente, en las zonas frías es donde han sabido sacar mejor rendimiento gastronómico a la col. Berzas y repollos destacan en todas las comarcas frías del norte de la Península, desde el Atlántico hasta las comarcas de los Pirineos, casi en el Mediterráneo.
Comarcas frías del norte de la Península