El rojo más vistoso y erótico de la naturaleza es el de un pimiento maduro y, además, es apto para todos los públicos. Disfruta de una versatilidad gastronómica tan grande como su diversidad. Crudo en ensalada, con su carnosidad, su crujiente y su sabor, picante o no, asado, encurtido o guisado, solo o en una sinfonía veraniega con otros vegetales, acompañando el jamón en sus múltiples formas, a taquitos o en lonchas.
Existen varias denominaciones de origen de pimientos, frescos o en conserva. Son frescos los clásicos verdes pequeños gallegos de Mougan, Arnoia, Herbón, O Couto, Oimbra, el más dulzón de Gernika, y el rojo del morrón Fresno-Benavente. Luego están los asados en conserva de la DOP Pimiento del Piquillo de Lodosa, la IGP Pimiento Riojano, en el que destacan los entreverados, y de la IGP Pimiento Asado del Bierzo. Entre ellos se produce una simbiosis espectacular.
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